Ecos de Beethoven en Gran Canaria

La Casa-Museo Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria refleja la intensa relación entre el escritor y la música.

Existe un lugar donde coinciden dos genios. Uno de los mayores escritores españoles de todos los tiempos, Benito Pérez Galdós (1843-1920), nació en Las Palmas de Gran Canaria. La casa-museo que se ubica en su casa natal, en la calle Cano, custodia un piano del literato, gran aficionado a la música e intérprete del citado instrumento.

Sobre este piano, situado en la segunda planta del edificio, se asienta un busto de Beethoven. No es casualidad. Pérez Galdós consideraba al compositor alemán como “el más grande de los músicos”, una admiración que da lugar a este curioso encuentro. Una excusa más, si es que hacía falta, para conocer uno de los espacios museísticos más interesantes de Gran Canaria.

Piano de Beethoven en el interior de la Casa-Museo Benito Pérez Galdós

Además, la pasión por la música del escritor ha justificado la exposición ‘Pérez Galdós y la música’, abierta al público hasta el próximo 9 de julio. La exhibición que acoge este centro de la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria supone un acercamiento novedoso al mundo galdosiano gracias a una interesante muestra de cartas entre Galdós y músicos coetáneos, partituras de obras inspiradas en sus libros, libretos operísticos o parodias. 

Escultura de Don Benito Pérez Galdós, en la Casa Museo de Las Palmas de Gran Canaria
Interior de la Casa Museo de Don Benito Pérez Galdós

La exposición sigue los pasos del autor por los caminos de la música en sus facetas de crítico, intérprete y organizador de veladas musicales. El comisario de la muestra, Pedro Schlueter, asegura que “hay muchos aspectos que no se habían analizado, empezando por sus momentos iniciales y su relación con la música cuando estaba aquí, en Las Palmas de Gran Canaria”.

Piano de Pérez Galdós en su Casa Museo de Las Palmas de Gran Canaria

La sala que acoge la exposición está presidida por otro instrumento que perteneció a Pérez Galdós, en este caso el armonio sobre cuyo teclado dio vida el autor a centenares de piezas de los más diversos compositores. Aunque para él ninguno alcanzó la talla de Beethoven. Ahora, ambos interpretan en la casa-museo una peculiar melodía cuyas notas traspasan las barreras del tiempo y el espacio.