Saulo Sarmiento, acrobacias en Gran Canaria
El gimnasta, artista multidisciplinar y bailarín acróbata Saulo Sarmiento se fusiona con su isla natal, Gran Canaria.
Saulo Sarmiento habla el mismo lenguaje que los elementos. Por eso su cuerpo es capaz de aferrarse a la piedra volcánica de los riscos que se asoman al océano o al lecho de los profundos barrancos del interior hasta casi fusionarse con ella. Saulo hace acrobacias, igual que el viento en la cresta de las Dunas de Maspalomas o entre las ramas de los árboles en las medianías de Gran Canaria. Saulo a veces parece líquido, como el Atlántico en el que nació y en el que se sumerge con la misma felicidad que cuando era un niño, antes, mucho antes de ser solista del Cirque du Soleil.
Una biografía tan brillante, de tantos contornos y semejantes vueltas debería tener un buen comienzo, uno casi propio de un cuento. ¿Es así? La respuesta es sí. El primer vestigio de esta historia protagonizada por este artista multidisciplinar, gimnasta y bailarín acróbata hay que buscarlo a las puertas de una biblioteca pública en Las Palmas de Gran Canaria, ciudad en la que nació Saulo Sarmiento en 1987.
“Me puse a ver un DVD del Cirque du Soleil que se llamaba ‘Alegría’. Lo terminé, lo volví a ver, lo terminé, lo volví a ver… Regresé a mi casa y le dije a mi padre que se acababan el voleibol, la natación y el timple. Le dije que no sabía cómo se llegaba a ser acróbata del Cirque du Soleil pero que yo quería ser precisamente eso”, recuerda Saulo sobre el inicio de un proyecto vital que se ha convertido en realidad gracias a la magia que acompaña a quienes persiguen hacer realidad sus sueños.
Aunque, en realidad, la suya es más una historia de tesón y convicciones que de piruetas y casualidades. Así lo adivinó el monitor del Gimnasio Las Palmas donde comenzó su formación como gimnasta deportivo. “Fue el primero que creyó en mí. Me dijo que mi determinación era absoluta y lo conseguiría. He ido haciendo muchas cosas hasta llegar al Cirque du Soleil, que es donde estoy ahora. Entrenaba mucho y siempre quedé campeón de Canarias, pero dejé la competición para centrarme en el terreno artístico”, precisa. Es decir, una travesía con muchas escalas hasta alcanzar el puerto final.
A los 18 años se trasladó a Madrid para continuar su formación artística. De ahí dio el salto a París con la compañía Farfadais, con la que trabajó por escenarios de todo el mundo, de Nueva York a Tailandia. En 2012 se proclamó campeón del mundo de pole (deporte que combina la danza y la acrobacia en una barra vertical) y en 2014 se produjo el impulso definitivo con su contrato de solista en el Cirque du Soleil. En mayo de 2016 sumó una nueva experiencia de éxito y reconocimiento internacional al arrancar una ovación unánime del jurado y del público en el programa Britain’s Got Talent.
Los aplausos y la admiración suelen acompañar las evoluciones de Saulo sobre los escenarios. Pero su mejor escenario sigue siendo su tierra de origen, Gran Canaria, todo un teatro natural. “Aquí lo tienes todo en la misma isla. El mar, la playa… Y si de repente te apetece hacer escalada, hiking o algo de turismo rural lo tienes a menos de media hora. Es una isla muy completa”, resume. De Gran Canaria echa de menos a su perro, los paisajes, los amigos, la familia, la comida y el clima, sobre todo cuando le toca estar a menos treinta grados, como le ha ocurrido en Siberia o Montreal. “Todos mis amigos acróbatas, sobre todo los canadienses, están locos por venir a la isla”, explica sin que cueste entender dichos anhelos.
“Donde escuche el mar y las olas estoy bien”, dice. Le gusta especialmente la costa más solitaria y agreste que se extiende a partir de Pasito Blanco, y también las Dunas de Maspalomas y la Playa del Inglés. Los pasos de su infancia dejaron huellas que pueden buscarse en los alrededores de la Presa de Ayagaures. Y su futuro -igual que su capacidad para ser alisio, piedra o marea- parece no tener límites.
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