Ir al principio

Blog Oficial de Turismo de Gran Canaria

Celebración del WOMAD en Las Palmas de Gran Canaria

Womad, el planeta baila en Gran Canaria

El Festival Womad brinda también la oportunidad de disfrutar de Las Palmas de Gran Canaria y de la isla en su conjunto.

El mundo entero cantará y bailará entre el 7 y 10 de noviembre en el Parque Santa Catalina de Las Palmas de Gran Canaria con la celebración del Festival Womad (World of Music, Arts & Dance), cita que congregará a decenas de artistas llegados de puntos tan dispares comoSudáfrica, Argentina, Marruecos, Reino Unido, Malí, las Antillas o Israel.


Laguna de Valleseco, en Gran Canaria

Gran Canaria, la isla de los 80.000 castañeros

Gran Canaria cosecha castañas hasta mediados de diciembre y es posible disfrutar de su sabor otoñal tras volver de la playa.

Posee la forma de un pequeño corazón. No es de extrañar por lo tanto que se la considere el mismísimo espíritu del otoño. Con un matiz muy especial en el caso de Gran Canaria. En otras latitudes, la castaña anuncia la llegada del frío, con relatos que hablan de familias recogidas alrededor del fuego mientras fuera el mundo se hiela y aúllan los lobos. Descuida. No hay lobos en Gran Canaria. Además, aquí podrás disfrutar de su sabor otoñal tras regresar de la playa y encontrarte con un puesto de venta donde manos diestras las asan en un brasero.


El relojero Pedro Macías en el barrio de Vegueta

El templo del tiempo en Gran Canaria

El taller del relojero Pedro Macías en el barrio de Vegueta de Las Palmas de Gran Canaria supone un regalo para los sentidos.

De niño había en su casa un precioso reloj de pared de fabricación americana y más de cien años de antigüedad, que es mucho tiempo incluso para un reloj. Cuando se quedaba solo le gustaba manejarlo, escudriñarlo y auscultarlo para escuchar cerquita su latido, aquel tic-tac de corazón metálico. Tanto se enredó entre sus manecillas que finalmente Pedro Macías Falcón se hizo relojero, aprendiendo los trucos del oficio en el taller de un pariente, José Henríquez. Aunque aquello se parecía más bien a un reino mágico de cuerdas, áncoras, suspensiones y minuteros en la tranquilidad de Tenoya.