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Blog Oficial de Turismo de Gran Canaria

Vista general de Agaete, Gran Canaria

Agaete, el pie de rey de la belleza en Gran Canaria

La Organización Mundial del Turismo (ONU Turismo) reconoce al municipio de Gran Canaria como el Mejor Pueblo Turístico 2025

Agaete es un verso de Tomás Morales, un trazo de un cuadro luminoso de Pepe Dámaso, un sonido de remos surcando las aguas del océano, es un volador de madrugada, el bullicio de la música y los papagüevos, es un atardecer mirando al Teide, un juego de colores que cambia cada día, es el acantilado de Faneque asomado al Atlántico, es mar, es un vestigio de la cultura aborigen, es malpaís, es maipez, es un valle frondoso, es café, es mango, naranja y papaya, es pescado, es cangrejo que se asoma cuando baten las olas, es El Juncal, es la devoción del cuadro flamenco de la Virgen de Las Nieves, es Faneroque, es Antigafo, es El Risco y es la majestuosidad, la energía y la magia de la playa de Guayedra.


Agaete

Gran Canaria, el lienzo perfecto

La gama de tonos ocre y anaranjados, o de puro bronce, definen y dibujan algunos de los rasgos esenciales de Gran Canaria.

Gran Canaria a veces se esconde. Entonces hay que ir a buscarla, por ejemplo en el fondo de valles pétreos, casi ignotos y ajenos a los senderos más transitados. Este juego del escondite concluye en alguna ocasión cerca de un puente de piedra del siglo XVIII, en un tramo del barranco de Barafonso donde, de pronto, las piedras rayadas se tornan de color naranja. Este colorido y angosto cañón de cenizas volcánicas y erosionado por el agua durante miles de años también forma parte del misterio de la isla infinita.


Salinas de Tenefé

Las salinas en Gran Canaria, el tesoro blanco que vino del mar

La belleza de las salinas de Gran Canaria es producto del océano, el sol y el tesón humano.

Las costas de Gran Canaria esconden un tesoro de oro blanco en la difusa frontera entre el mar y la tierra firme, aunque su presencia no se debe en este caso a la escala de ningún pirata. Su origen se debe al diálogo permanente entre dos elementos que forman parte de la esencia de la Isla: el océano y el sol. La mano del hombre ha hecho el resto para alumbrar la sal marina que resplandece amontonada en varias salinas del litoral insular, algunas de ellas con varios siglos de historia.


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