Gran Canaria, la isla escrita

La Feria del Libro es una muestra más de la intensa relación entre Gran Canaria y la literatura en todas sus manifestaciones.

Gran Canaria es la luz que se adentra en las aguas cristalinas y permite contemplar las idas y venidas de los peces junto a la orilla. Los rayos del sol juguetean también entre los palmerales, se adentran en el silencioso reino de los pinares de la cumbre y se filtran en los huecos que deja libres el manto verde del bosque de laurisilva. Además, la isla está iluminada por el resplandor de la palabra. La celebración del 7 al 12 de octubre de la nueva edición de la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria en el Parque de Santa Catalina y el Museo Elder, con más de 170 presentaciones para todos los públicos, es una demostración del estrecho vínculo entre la literatura y este territorio repleto de historias por contar.

Parque Santa Catalina

Los ríos de Gran Canaria son de letras y desembocan casi siempre en el mar. Lo sabe bien Carlos González Sosa, uno de los autores que forman parte del cartel de la Feria del Libro. Este escritor nacido en Las Palmas de Gran Canaria comenzó a escribir cuentos a los 12 años y ha transitado de la literatura fantástica a la novela histórica. “En mis relatos siempre aparece el océano que nos rodea”, apunta. Así ha sido en su novela de fantasía épica ‘Los señores de los siete tronos’ y en la trilogía ‘Sangre’ sobre la conquista de Canarias.

González Sosa forma parte de ese grupo de autores que ha convertido a Gran Canaria en material literario. “Todo comenzó un día paseando por Agaete. Vi un pequeño cartel sobre los ingenios azucareros y me pregunté por su origen. Empecé a investigar la historia que había detrás y no había ninguna novela que me contase qué ocurrió. Me documenté durante años y empecé a escribir”, rememora. “Muchas personas me han dicho que la trilogía ha ayudado a sensibilizar y a que la gente se interese por nuestro pasado. En cualquier caso, yo estoy encantado de haber iniciado ese camino”, señala.

Valle de Agaete

Acerina Cruz nació en 1983 en el corazón turístico de Gran Canaria, en Maspalomas, así que lo hizo prácticamente con ‘La arena en los ojos’, el título de uno de sus poemas. En su caso, su creación literaria está íntimamente vinculada al turismo. “Empecé a escribir sobre el turismo sin saberlo, porque lo hacía sobre lo que tenía alrededor. Mi padre era el director de un establecimiento y mis vecinos eran extranjeros, gente que venía y se iba, algo que también tiene su belleza. Al fin y al cabo, esta es mi ciudad”, reflexiona.

Licenciada en Historia del Arte y en Publicidad, Cruz forma parte del proyecto ‘Leyendo el turismo’ junto a los también poetas David Guijosa y Samir Delgado. “Queremos literaturizar la ciudad turística. Aunque tenga un aspecto tan efímero, está cargado de recuerdos y emociones, no es algo vacío, y cuando la literatura se asienta en un lugar, hace que cobre identidad”, insiste esta creadora cuya última obra es ‘El pez limpiafondos’ y que escribió en ‘Apartamento 714’ que se sabe si una ciudad es turística por el número de fantasmas que se desvisten en las lavanderías.

Faro de Maspalomas

El mar de palabras de Gran Canaria es casi tan profundo como el océano que llega ola a ola a sus costas, siempre con su perfecta rima entre espumas y azules. No obstante, el gran bardo del Atlántico nació en las alturas, en el pueblo de Moya. La isla celebra en 2021 el centenario del fallecimiento del poeta Tomás Morales (1884-1921), figura a la que está dedicada también esta nueva edición de la Feria del Libro.

En palabras del director de la Casa-Museo Tomás Morales, Guillermo Perdomo, el autor “inicia los caminos de una nueva literatura en Canarias” a lomos del modernismo. “Una de las grandes aportaciones que hace a la literatura hispana es incorporar al mar como tema poético al crear un océano mitológico”, añade. De hecho, escribió una parte significativa de su obra en Agaete, cerca de la costa, así que el salitre está adherido a muchos de sus versos, igual que las lapas y los burgaos se aferran a la roca.

En su ‘Oda al Atlántico’, Morales se refiere al océano “como un cristal inmenso afianzado en la tierra”. La escultura que le inmortaliza junto a sus amigos y también poetas, Saulo Torón y Alonso Quesada, a escasos metros del agua en el paseo del Puerto de las Nieves de Agaete es un recordatorio en bronce de sus días de éxtasis poético frente a la inmensidad oceánica.

Las corrientes de la creatividad y las submarinas se entremezclan también en los versos de los coetáneos y amigos de Tomás Morales. “Serenamente el mar viene a mi alma en estas lentas tardes del verano”, dejó escrito Alonso Quesada (1886-1925) en ‘El lino de los sueños’, mientras que Saulo Torón (1885-1974) habló en sus ‘Canciones de la orilla’ de una cabellera al viento que se asemejaba a “un haz de infinitas llamas”. Luz y océano. Otra vez.

Casa-Museo Tomás Morales

La escritora grancanaria Josefina de la Torre (1907-2002) guardó en un cofre poético la memoria de unos pies con arena blanca de una playa desconocida. “Por eso cuando a mí llegaste no sentí tus pisadas”, expresó sobre alguien que también llevaba espuma blanca de aquel mar en sus manos abiertas.

Otra artista local, Pino Ojeda (1916-2002), fundadora de la primera galería de arte de Gran Canaria, relató en ‘Como fruto en el árbol’ la búsqueda del ser amado, empeño que recorre la isla de punta a punta por valles, praderas de lirios, montañas, fuentes, senderos ocultos, los mares, las frágiles barcas de los marineros, las algas, los peces, las rocas agudas, las olas y las anchas playas doradas. Así, la isla y sus rincones se transforman en el escenario de las pasiones humanas.

Las habitaciones del antiguo hotel Metropole de Las Palmas de Gran Canaria también se asomaban a ese mar. En una de ellas se alojó en 1927 la reina del misterio, Agatha Christie. La maestra del suspense ambientó en la costa norte de Gran Canaria uno de los casos de Miss Marple, ‘La señorita de compañía’. El texto es parte de la huella de la escritora en la ciudad, donde disfrutó del mar tanto en la playa de las Canteras como en la desaparecida playa de Santa Catalina, sobre la que se construyó la Base Naval. También se dejó ver en el British Club o en el Tennis Courts, puntos de encuentro de la colonia inglesa. A nadie le debería extrañar que el Premio Internacional de Novela de Misterio e Intriga de la capital insular lleve su nombre.

Playa de las Canteras

Otro genio de la literatura, en este caso Julio Verne, ni tan siquiera necesitó visitar Gran Canaria para imaginar un relato ambientado en la cumbre, espacio declarado Patrimonio Mundial de la Unesco en 2019 y que él describió con las referencias que poseía y lo que su imaginación le dictaba en ‘La agencia Thompson y Cía’.

"Situado en la pendiente interior de la Caldera de Tejeda en una altitud de 1.200 metros, el pueblo de Artenara es el más elevado de toda la isla, ofreciendo una vista espléndida. El circo, sin hundimiento, sin ningún desplome, sin ninguna cortadura, desarrolla ante las miradas atónitas su elipse de 35 kilómetros, de cuyos lados convergen hacia el centro arroyos y colinas bajas, a cuyo abrigo se han construido aldeas y caseríos", dice Verne. El hombre que adelantó los viajes a la luna o la conquista de los polos fue también de los primeros en dar relevancia internacional a las montañas de Gran Canaria.

Cumbre

La luz se vuelve tenue y propicia para el baile de las sombras. Estamos en la calle Cano de Las Palmas de Gran Canaria, iluminada con faroles de aceite en 1843, cuando nació el escritor Benito Pérez Galdós, uno de los astros de la novela europea en el siglo XIX. Con 19 años se trasladó a Madrid, donde se consagró. Pero nunca perdió los lazos con su tierra natal. Su ultima visita a la isla se produjo en 1894. Visitó entonces la ermita de San Telmo. La Confraternidad de Mareantes le regaló la reproducción de la galera ofrecida al santo como ofrenda, el mismo barquillo en el que clavaba su mirada de niño cada vez que entraba al templo.

“Mi oficina da al mar”, confiesa en el arranque de uno de sus poemas el también grancanario Domingo Rivero (1852-1929). Más de un siglo después, la frase parece resumir el sueño hecho realidad de los trabajadores remotos que recalan en Gran Canaria en busca del lugar perfecto para conciliar trabajo y disfrute. La isla sigue escribiéndose y reescribiéndose. Aquí termina un capítulo. En cualquier lugar de Gran Canaria, ahora mismo, alguien comienza a escribir el siguiente.

INFORMACIÓN ÚTIL

CUÁNDO Y DÓNDE. La Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria se desarrollará del 7 al 12 de octubre, centralizada en el Parque de Santa Catalina y el Museo Elder. Los días 7 y 8 solo habrá sesiones de tarde en la feria. El fin de semana (9 y 10) y el martes 12 la jornada de la feria será de mañana y tarde.

CINCO APARTADOS. La edición de este año, la número 33, se divide en cinco secciones: Literatura General, que engloba el ciclo ‘Letras a quemarropa’, Juvenil e Infantil; Cambio Climático; Letras Negras; Arcoíris y Sesión Continua para autores y autoras del archipiélago canario.

16 CARPAS. Son los espacios reservados para las librerías, editoriales e instituciones que participan este año con un puesto.