13/10/2016
                  
                  
  
    
    
      
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    Me gusta descansar al cobijo de la Barra de Las Canteras. Este arrecife natural frena el ímpetu del Atlántico y proporciona noches de calma para los peces como yo. Al alba, cuando los rayos del sol tiñen la superficie de tonos rosa y violeta, comienzo a moverme por la bahía y a picotear algas con mi pico de loro. A esa hora temprana comienzan también a adentrarse en el mar los primeros seres terrestres, hombres y mujeres que chapotean y nadan como si también quisieran ser peces.