Caminito de Teror para #sentirelPino

Existen dos días al año en los que todos los caminos y veredas de Gran Canaria desembocan en el mismo lugar: Teror. La Villa Mariana no es el punto más elevado de la Isla, pero la presencia de la Patrona de la Diócesis de Canarias, la Virgen del Pino, hacen de ella la antesala insular del cielo. El 7 de septiembre, víspera de la Festividad de la Señora, se celebra la romería-ofrenda, una jornada donde Gran Canaria agarra el timple, se enfunda el chaleco y enfila por cualquier sendero rumbo a Teror para #sentirelPino.

Romería Ofrenda a Nuestra Señóra la Virgen del Pino en Teror, Gran Canaria

La devoción ha cubierto de pisadas los caminos a Teror desde hace más de cinco siglos, cuando, según la tradición, tuvo lugar la aparición de la Virgen en la copa del Pino de las Maravillas, un extraordinario ejemplar de más de cuarenta metros de alto del que también manaban aguas milagrosas. Aquel pino y aquellas aguas desaparecieron, pero el fervor por la Patrona Insular sigue fluyendo con fuerza por toda Gran Canaria.

Ofrenda a Nuestra Señora la Virgen del Pino en Teror, Gran Canaria

En otros tiempos, los hombres y mujeres más humildes dejaban los zapatos que habían utilizado durante la caminata a la entrada de Teror y, en señal de respeto hacia la Virgen del Pino, se presentaban ante ella con otros nuevos que habían llevado para la ocasión junto al gofio, el agua y el vino. Así, paso a paso, año tras año, creció una devoción que da lugar hoy en día a la mayor fiesta religiosa y popular de Gran Canaria.

Vídeo en youtube: #sentirelPino, Teror


Participar en la romería-ofrenda equivale a sumergirse en una gran marea humana y festiva. Cuando el reloj de la Basílica del Pino señala las 15.30 horas, el espectáculo para los sentidos se desborda. El sonido de las pezuñas de un rebaño de ovejas sobre el empedrado se mezcla con el silbido del pastor, los cencerros, el murmullo creciente de la gente, el rasgueo de una guitarra, las chácaras, el resonar de los tambores de piel de cabra o las voces alegres de los que entonan las estrofas del mítico tema ‘Caminito de Teror’, compuesto por el folclorista Néstor Álamo. La fiesta habla con el lenguaje de la algarabía.

A su espalda vienen veintidós carrozas representando a todos y cada uno de los municipios de la Isla y al Cabildo de Gran Canaria. El entorno en el que tiene lugar el espectáculo resume la profunda historia de Teror, escrita piedra a piedra. Al fondo, como destino común, emerge la silueta de la Basílica.

Iglesia de Nuestra Señora del Pino en Teror, Gran Canaria
Celebración de las Fiestas del Pino en Teror, Gran Canaria

La ‘torre amarilla’ del templo, así llamada por el color de la piedra de la cantera de Ayagaures con la que se construyó a principios del siglo XVIII, emerge como un gran y luminoso faro. Además, las nobles fachadas y balconadas son testimonio de la rica herencia agrícola, ganadera y comercial de un municipio que tiene tanto pasado como presente y futuro.

Torre de la Basílica de Nuestra Señora del Pino en Teror, Gran Canaria

La fiesta del Pino suena y también huele. Tiene el aroma de los chorizos de Teror, de los panes hechos en horno de piedra o de los dulces de las monjas del Monasterio del Císter. Minuto a minuto crece el volumen de las ofrendas que las comitivas dejan a los pies de la Virgen del Pino, las cuales se destinan a fines caritativos. La solidaridad también forma parte de lo que significa y conlleva #sentirelPino. 

Muestra de pan con chorizos de Teror
Artesano de la Alfarería en Fiestas del Pino en Teror, Gran Canaria

La noche deja caer su velo. En lo alto, una luna de septiembre preside el cielo de Teror. Una luna que durante estas fechas se encuentra más cerca que nunca de la Tierra, agitando los mares y provocando las mayores mareas del año. Aquí, en Teror, sigue subiendo la marea del fervor. Desde todos los puntos de Gran Canaria, y envueltos por las sombras, invisibles entre el gentío y el bullir de la fiesta, siguen llegando peregrinos para mostrar sus respetos a la Virgen del Pino. A partir de las cinco de la mañana comenzarán las misas del alba, en ese momento mágico en el que la noche se confunde con el día. 

Basílica de Nuestra Señora del Pino en Teror, Gran Canaria

Los primeros rayos del día alumbrarán, una jornada más, la belleza natural que rodea a Teror, en cuyos bosques primigenios y misteriosos, en lo alto de un pino canario legendario, empezó una devoción que brilla tanto como la mayor luna llena de septiembre.

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