El bochinche de Gran Canaria con libro de visitas

Juana regenta un bar y tienda en Gran Canaria fundado hace más de un siglo en el corazón de Moya.

“Por aquí pasa todo el mundo”, asegura Juana con orgullo en su centenario local del casco de Moya, en Gran Canaria. Y tiene pruebas de ello. Sobre la nevera se encuentra un libro de firmas donde figuran las rúbricas de ministros, escultores, presidentes del Gobierno de Canarias y turistas extranjeros de las más diversas nacionalidades. Hay museos que no cuentan con semejante nómina de visitantes. 

Bar-cafetería Falcón

Este bochinche, nombre que se otorga a los establecimientos de carácter más tradicional y recio, tiene su origen en una viejísima tienda de aceite y vinagre. Según recuerda Juana, todo comenzó hace casi un siglo y medio, cuando los antiguos propietarios emigraron a Cuba y su familia decidió arrendar el local. Y de aquellos rones estos vinos.

La pared que está detrás de la barra concluye en un techo de madera y soporta una colección de recuerdos del pasado. En este particular muestrario se ven botellas de ron que se produjeron hace décadas en las primeras destilerías de Gran Canaria y refrescos de marcas que ya casi nadie recuerda. Juana, por cierto, tampoco recuerda con precisión qué fue lo primero que sirvió en su estreno tras la barra. “Sería un ron, que es lo que pedía todo el mundo…”

Bar-cafetería Falcón

“Yo no me canso de estar aquí, para nada”, asegura Juana. A continuación entran dos vecinas. El grupo se saluda y cada una se interesa por la salud de las otras. Las dos mujeres toman asiento en las sillas situadas junto a la puerta y entonces los minutos se convierten en una sucesión de palabras y silencios, con la calma y el sosiego propios de Moya, donde los únicos que se precipitan son los barrancos. 

Moya

El vendedor de números de lotería invita a Juana a enseñar un cuadro “precioso” pintado por ella misma. Pero ella no es de presumir. Aunque Juana, en efecto, pinta mucho en Moya, y no sólo en los talleres de pintura. Por aquí, como ella ha subrayado, entra y sale medio Moya, media isla y medio mundo. A lo mejor usted es el siguiente en estampar su firma en el libro de visitas de este templo de café, vino, calabazas de agua, ron y bizcochos.