Nuestra siguiente ruta pretende descubrir uno de los pueblos más hermosos de la isla de Gran Canaria: Agaete. Se trata de una población que permanece vinculada a la cultura popular por una de sus fiestas: la Rama…
Varias son las formas de llegar a esta bella población del noroeste de la Isla. Si nos encontramos en el Sur, podemos llegar en automóvil yendo en dirección a Mogán, y de allí a la Aldea de San Nicolás, desde donde tomaremos la sinuosa carretera que bordea el impresionante litoral del noroeste para llegar a Agaete. También podemos subir en automóvil hasta San Bartolomé de Tirajana; tomar dirección al centro de la Isla y bajar por la zona de las presas hasta llegar a la Aldea y tomar la dirección a Agaete. Si preferimos ir por Las Palmas de Gran Canaria, podemos dirigirnos por la circunvalación a nuestro destino.
Desde Las Palmas de Gran Canaria, varias son las líneas de guaguas que, en la estación de San Telmo, nos conducirán a nuestro destino. En automóvil tomaremos, una vez que estemos en la autovía marítima que une el barrio de Vegueta con el puerto, los túneles de Julio Luengo para coger la autovía del Norte.
Agaete dista de la capital unos 32 kilómetros. En nuestro trayecto podremos ver el auditorio Alfredo Kraus, que preside la emblemática playa de Las Canteras; pasaremos frente al monumento al Atlante, del escultor Tony Gallardo, hecho de piedra volcánica, desde cuyo mirador se puede observar la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Siguiendo la vía a Guía, nos encontraremos con las Salinas del Bufadero, donde es habitual la práctica del nudismo; el Puertillo, en Arucas; los pagos de Quintanilla –ojo con las indicaciones al límite de velocidad, porque la zona está controlada por radares-, San Andrés, el Pagador y San Felipe, que tiene unas conocidas piscinas naturales.
Llegamos a la conocida cuesta de Silva, en Moya, desde donde podemos visitar el Cenobio de Valerón, un conjunto de cuevas cuyo uso como granero está datado en la época prehispánica. Pasado el impresionante barranco de Moya, llegamos a Guía, en cuya entrada se encuentra la villa Melpómene, donde el compositor Camile Saint-Saens tuvo largas temporadas de descanso. Junto a esta población, pasada la montaña, nos encontramos Gáldar, uno de los lugares de la Isla con mayor número de yacimientos arqueológicos prehispánicos, entre los que destacan la Cueva Pintada. Y después de Gáldar, en el horizonte nos asombra el dibujo de la costa, que semeja a la cola de un dragón.
Puerto de las Nieves
Nuestra ruta se inicia una vez entrada en la rotonda, donde se encuentra el monumento de Pepe Dámaso al Dedo de Dios, que un temporal quebró en 2005. Allí tomaremos la dirección al Puerto de las Nieves. Antes de llegar a la avenida de los Poetas, encontramos la reconstrucción de la Necrópolis del Maipez de Abajo.
Paseo de los Poetas
El puerto de las Nieves está recorrido por el Paseo de los Poetas, lugar dedicado a los escritores modernistas Alonso Quesada, Tomás Morales y Saulo Torón, como lo atestigua la escultura que se erige frente al mar, nombres todos ellos vinculados a Agaete. Sea la hora que se haya elegido para pasear, merece la pena sentarse frente a la inmensidad del Atlántico para comprender la denominación del paseo.
Piscinas naturales
Si tomamos la derecha del paseo, nos dirigiremos a un conjunto de salinas, en Punta Turmán, que funcionaron como tales hasta los años 60 del siglo pasado y que en la actualidad forman parte de un conjunto de tres piscinas naturales, muy frecuentadas.
Muelle actual, Molino de las Nieves y Monumento a La Rama
Si nos dirigimos a la villa, encontramos el Muelle nuevo, del que parten regularmente barcos que conectan la Isla con Tenerife, y donde se desarrolla una importante actividad pesquera tradicional que suministra a los restaurantes de la zona. El paseo se interrumpe aquí y conecta con la zona del puerto a través de un moderno paso a nivel donde encontramos un monumento a La Rama. Frente a éste veremos el molino de viento, antiguamente molino de gofio, del que podremos observar su maquinaria característica al exterior. Es el único de este estilo que se conserva en Gran Canaria y estuvo en funcionamiento hasta mitad del siglo veinte, donde los vecinos iban a moler el grano y era a la vez, punto de reunión de los mismos.
Entramos en el conjunto de casas que mantienen su carácter de villa marinera para llegar a una zona de terrazas cercana al mar.
Ermita de las Nieves
Paralela a este paseo está la avenida de Ntra. Sra. de las Nieves, donde se encuentra uno de los lugares que no se ha de dejar de visitar. La ermita, construida gracias al auge económico por el cultivo de la caña de azúcar en el siglo XVI, alberga un retablo flamenco de la Virgen de las Nieves de gran belleza, probablemente obra de Joos Van Cleve. Como en otros santuarios de tradición marinera, en el interior de la ermita se conservan varios exvotos de barcos. Destaca de la construcción, además, su rico artesonado.
Monumento al pescador
No abundan aquí los monumentos que se encuentran en el Puerto de las Nieves, pero aquellos que hay ayudan a comprender la idiosincrasia de esta villa marinera. Tras la ermita, nos encontramos con el monumento al Pescador, ubicado en la zona donde las mujeres esperaban la llegada de sus maridos de faenar. La figura de una mujer sentada, con un niño en su regazo, otea el horizonte.
Muelle antiguo
Al final de la avenida de Ntra. Sra. de las Nieves, está otro de los símbolos de la villa: el muelle antiguo, obra del ingeniero Juan León y Castillo, lugar ideal para el baño y la pesca. Las vistas que tiene impresionan: por un lado, el dibujo abrupto de la costa del noroeste, desde el que se vislumbra la hermosa playa de Guayedra abierta al mar, y un poco más allá, nos encontramos con el magnífico espectáculo del pinar de Tamadaba, un paisaje de gran belleza, donde destaca el impresionante Roque Faneque, cuyos 1.008 metros de altura caen en vertical sobre el mar, considerado uno de los acantilados activos más altos del mundo. Por otro, uno de los símbolos de la Isla, el Risco Partido o Dedo de Dios, cuyo apéndice cayó por el temporal que azotó la zona en noviembre de 2005.
Pueblo de Agaete
Podemos desandar los pasos andados o tomar la carretera vieja que une el puerto con el pueblo. Agaete pertenecía, antes de la ocupación castellana, al guanartemato de Gáldar. Vinculada a la producción azucarera hasta el siglo XVII, la villa conoció durante el siglo XIX una nueva época de esplendor con el tomate y la cochinilla. Actualmente en la zona se cultivan frutas tropicales, naranjas y el café que se elabora en el Valle. Antes de llegar al pueblo, encontramos a nuestra derecha el albergue y zona recreativa de La Palmita.
Le sugiero que hagamos juntos una primera parada en el mismo centro del pueblo, junto a la Iglesia de la Concepción y su bonita plaza. ¿Me acompaña?
Iglesia de la Concepción y plaza
La villa tiene una gran vinculación con el siglo XIX, como lo atestigua, una vez atravesamos el puente, que cruza el barranco de Agaete, la iglesia de la Concepción, erigida en 1784 para reemplazar el antiguo templo, consumido por las llamas de un incendio. El edificio ofrece como peculiaridad su bóveda central, construida con piedra pómez de las Cañadas del Teide. La iglesia permanece abierta sólo en horario de liturgias. Disfrute de la tranquilidad de la Plaza de la Constitución, el centro de reunión por excelencia de la población, un reflejo de la vida del pueblo: tranquilo durante todo el año, salvo en festividades como la esperada Rama. Pero eso, si le parece, se lo contaré más tarde para continuar ahora con nuestro recorrido por el pueblo de Agaete.
Ahora nos dirigimos a la calle Concepción, donde se encuentra otro destacado edificio de la Villa.
Centro Cultural de la Villa y Ayuntamiento
El centro cultural de la villa, ubicado en la calle Concepción, es un edificio decimonónico en el que destaca sus balconadas interiores, sede de la Universidad Popular de Agaete y centro de exposiciones. Si seguimos la calle Concepción, a mano izquierda encontramos la calle Juan de Armas, donde está el Ayuntamiento de la villa. Se trata de un ejemplo de casona de la burguesía que surgió gracias a la actividad agrícola de la zona.
El Huerto de las Flores
Tomando desde la plaza la calle Huertas, llegamos a un hermoso jardín que linda con el cauce del barranco, el Huerto de las Flores, donde el médico de la localidad más famoso, el poeta Tomás Morales, escribió muchos de sus poemas y donde tertuliaba junto con Alonso Quesada y Saulo Torón, entre otros. Este jardín cuenta con numerosos ejemplares de flora y árboles traídos de Australia, Nueva Zelanda, Malasia, Sudáfrica y Suramérica para su aclimatación. Ahora si le parece, tómese un tiempo para que disfrute de este rincón, un regalo, sin duda para los sentidos y lugar de inspiración de muchos.
Ahora cambiemos el rumbo de nuestra visita. Le espera un lugar peculiar donde la alegría y la música, junto con los papaguevos son protagonistas: El Museo de la Rama
El Museo de la Rama
El Museo de la Rama está en la calle Párroco Alonso Luján número 5 de Agaete. Este museo se ha diseñado para contar el significado de la celebración de la Fiesta de la Rama al visitante, y para mostrar los diferentes elementos que conforman una de las fiestas más coloristas del archipiélago: La fiesta de la Rama, fue declarada fiesta de interés turístico nacional en 1972. Las salas guardan figuras de la decoración de las calles, enseñan imágenes históricas de celebraciones antiguas y mucho más.
Si en su viaje a Gran Canaria se detiene en el tranquilo pueblo marinero de Agaete, no deje de visitar el museo. Los papagüevos que ahora viven en sus salas se lo agradecerán. Los encontrará dormidos, deseando que alguien les dé conversación. Esperando que les despierten para el próximo baile. ¿Qué quienes son los papagüevos? Se lo contamos sin falta en el nuevo Museo de la Rama.
Si seguimos nuestro recorrido por el pueblo de Agaete le sugiero una nueva parada en en el Museo del Poeta Javier de la Rosa.
Museo del Poeta Javier de la Rosa
En la calle León y Castillo, a la derecha de la calle San José, está el museo que lleva el nombre del poeta tinerfeño y que cuenta con unos doscientos cincuenta cuadros y esculturas de distintas partes del planeta.
A continuación le sugiero continúe en coche la visita por el municipio visitando el barrio de San Sebastián con su bonita ermita de San Sebastián del siglo XVII, el impresionante paisaje que se disfruta desde el Maipez de Arriba, una necrópolis prehispánica de malpaís, y el Valle de Agaete, un lugar con mucho encanto.
El Valle de Agaete
Para llegar al Valle, lo mejor es, según del tiempo del que dispongamos, tomar el automóvil. Tomaremos la calle Juan de Armas en dirección a la Cruz Chiquita, y de allí seguir por la carretera a los Berrazales siguiendo las indicaciones que dicen: “Valle – Berrazales. Son seis kilómetros de carretera que nos conducirán, al lugar conocido como Berrazales, donde se encuentra el hotel del mismo nombre, cuyos balcones nos ofrecen el magnífico espectáculo del valle y los imponentes riscos que caen desde lo alto del pinar de Tamadaba, uno de los más bellos parques naturales de Gran Canaria.
Fiestas y tradiciones
Los agaetenses tienen fama de ser gente muy divertida. De cualquier hecho hacen una fiesta. Así, tenemos sus famosas fiestas de carnaval, las de San Sebastián y la de la Inmaculada Concepción, patrona de la Villa.. Sin embargo, es La Rama la celebración que cada año atrae y sorprende a miles de personas llegadas de los lugares más inverosímiles. Primero en El Valle, o conocida popularmente como la Rama del Valle, tiene lugar su día grande, el 28 de junio, y la noche antes (27 de junio) la gente sube hasta el pinar formando una senda de luces en la ladera de la montaña donde hacen noche para bajar a la mañana siguiente portando las ramas. El 4 de agosto tiene lugar La Rama en la villa de Agaete, donde la gente asiste a su cita anual con el baile al amanecer de la Diana Floreada. La gente del pueblo lleva las ramas a la Virgen de las Nieves como ofrenda mientras que los foráneos de la villa acuden con sus ramas hasta la orilla del mar y agitarlas. Se dice, que este ritual era celebrado por los antiguos pobladores de la Isla cuando el año había depositado pocas lluvias para los cultivos.
Yo espero que nuestra ruta por Agaete le haya resultado tan amena como a mí, y le invito a que continúe recorriendo la isla de Gran Canaria con nosotros. Gracias y hasta pronto.