Pese a su reducida superficie, Gran Canaria posee un patrimonio natural de enorme valor. La singularidad de sus ecosistemas, de su fauna, su flora y su geología, ha impulsado a varias administraciones españolas e internacionales a garantizar su conservación.
Los espacios naturales protegidos en la isla de Gran Canaria están agrupados en siete figuras diferentes de preservación:
Parque Natural: Supone la conservación de los recursos del parque, promoviendo los contactos del hombre con la naturaleza a través, fundamentalmente, de usos recreativos, si bien no admite poblaciones.
Parque Rural: Además de conservar los recursos del parque, pretende el fomento socioeconómico de la población de forma sostenida, admitiendo también usos recreativos.
Reserva Natural Integral: Su conservación se basa en el mantenimiento de la integridad de determinados ecosistemas y comunidades. No admite poblaciones ni usos recreativos.
Reserva Natural Especial: Incluye la protección de especies, hábitats, formaciones geológicas o procesos geológicos, y no admite poblaciones ni usos recreativos, salvo casos excepcionales.
Monumento Natural: En el que se protegen estructuras geológicas que configuran elementos geomorfológicos singulares, de valor paisajístico. Permite poblaciones y usos recreativos.
Paisaje Protegido: El objetivo es la protección de valores estéticos y culturales de zonas de gran belleza paisajística, y admite poblaciones y usos recreativos.
Sitio de Interés Científico: Es una figura que trata de preservar elementos concretos de interés científico.